México avanza contra el maltrato animal. Prohibir delfinarios, siguiente paso
Entró en vigor reforma constitucional para incorporar el bienestar de todas las especies como eje prioritario.

6 de diciembre de 2024
Ciudad de México
Luz Baena
México dio un paso crucial al modificar la Constitución para incorporar la protección de los seres vivos como principio fundamental en las políticas públicas y prohibir el maltrato a los animales.
El pasado 3 de diciembre entró en vigor la reforma a los artículos 3o., 4o. y 73o., que reconoce el bienestar de todas las especies como un eje prioritario en la legislación nacional y puntualiza la prohibición del maltrato animal. Dicho cambio compromete al Estado a promover el respeto y cuidado hacia los animales, impulsando, además, su inclusión en programas educativos y en la creación de nuevas leyes.
A partir de estas modificaciones, el Congreso de la Unión cuenta con un plazo de 180 días naturales para expedir la Ley General en Materia de Bienestar, Cuidado y Protección de los Animales que, entre otras, considera la eliminación del uso de ejemplares de vida silvestre en espectáculos con fines de lucro.
El avance subraya la necesidad de garantizar una convivencia armónica entre los seres humanos y otras formas de vida, lo que abre la puerta a un marco normativo que priorice la protección animal. Sin embargo, la realidad aún muestra contradicciones, sobre todo en sectores donde los intereses económicos prevalecen. Uno de los ejemplos más evidentes es la industria de los delfinarios que siguen siendo una atracción lucrativa en destinos turísticos como Cancún, Playa del Carmen y Tulum.
De acuerdo con estimaciones del colectivo Empty the Tanks (en español, Vaciar los Tanques), en México aún hay 40 delfinarios, de los cuales 19 se ubican en la Riviera Maya de Quintana Roo. El cautiverio de delfines es rentable, explotando a estos animales para el entretenimiento de miles de turistas.
Los cetáceos, que en libertad recorren grandes distancias y viven en manadas, son mantenidos en tanques pequeños que restringen sus comportamientos naturales. La interacción forzada con los humanos, la falta de espacio para nadar o socializar, y la exposición continua a la radiación solar provoca serias alteraciones en su salud, como cataratas, ceguera y problemas de la piel.
A pesar de los avances constitucionales, la industria continúa operando sin una regulación eficaz. Organizaciones internacionales como PETA (Personas por el Trato Ético de los Animales) y Dolphin Freedom MX han documentado los efectos negativos del cautiverio, como el estrés, las enfermedades y las muertes prematuras de los delfines.
El desafío para México es claro: el bienestar de los seres vivos debe traducirse en políticas públicas que transformen sectores clave como el turismo, garantizando que el entretenimiento no implique el sufrimiento ni la explotación de los animales.